ACEITE ESENCIAL ÁRBOL DE TÉ

EL  ACEITE "CURALOTODO"

Árbol de té (Melaleuca alternifolia)  pertenece a la familia  MIRTÁCEAS (Armonía: equilibrio en la interacción de los cuatro elementos: fuego, aire, agua, tierra) Se produce en Australia, a través de destilación de las hojas; el aceite es amarillento, de fragancia: fuerte, alcanforada, balsámica, picante.  

Relativamente recién llegado al escenario de la aromaterapia, el árbol de té se ha convertido rápidamente en una panacea universal para primeros auxilios, o "curalotodo". Es (con el orégano y la ajedrea) uno de los aceites cuyas propiedades médicas y antisépticas son de las más documentadas. Las investigaciones comenzaron en Australia a finales de los 20, y probaron el asombroso anti infeccioso del aceite.  Durante la 2a Guerra Mundial, hasta formaba parte del botiquín de primeros auxilios en áreas tropicales. Investigaciones más exhaustivas durante los 70 y los 80, han mostrado su fuerte acción fungicida. Su amplio campo de acción y su baja toxicidad lo hacen un remedio casero ideal para ser incluido en cualquier botiquín de primeros auxilios de aromaterapia (con la lavanda y el eucalipto).

 Origen y descripción del árbol

Más bien pequeño, con hojas en forma de agujas (similares a las del ciprés), el árbol de té posee una sorprendente vitalidad. Antes de convertirse en un preciado artículo de consumo cuando la demanda de su aceite aumentó bruscamente en 1980, el árbol de té era considerado una hierba, una auténtica plaga de la que los agricultores no lograban deshacerse. Después de ser cortada hasta las raíces, en menos de dos años ya tiene un nuevo follaje grueso y floreciente. Le gustan los pantanos y las áreas pantanosas aún más que a los eucaliptos, pero sin embargo, a diferencia de éstos, sus hojas están subdesarrolladas, lo que indica un predominio sobre el aire por parte de la tierra, el fuego y el agua. Los árboles de té producen uno de los mejores aceites fungicidas, antiinfecciosos, y antisépticos, pero el eucalipto funciona mejor en afecciones respiratorias. Finalmente, la sorprendente vitalidad del árbol de té denota claramente sus fuertes propiedades inmunoestimulantes.